Soneto 245. Dos hadas de Monte-y-Sol
(A las hermanas Tatiana y Tamara Montesó Layosa
y a sus padres, con toda la admiración que me sugieren)
La niñez es la vacuna perfecta
para el salvaje virus del cinismo;
se pinta en garabatos sin abismo
y huye de la malvada línea recta.
La niñez no habla palabra correcta
ni es disfraz de otro disfraz de civismo;
no es disfraz que se disfraza a sí mismo
en la falsa realidad que proyecta.
En las calles, - sin opresión -, te jactas
de una sirenita de alta costura
que dibuja puntadas de modista.
Dos hadas hay, de Monte-y-Sol, intactas,
que son la ilusión y la compostura
para las musas de cualquier artista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario